Melétios
Autor Antonio López GarcíaAÑO DEL SEÑOR DE 1710. FRANCISCO CAMACHO EMPRENDIÓ UN...
Fecha de Publicación | 11/03/20 |
Peso | 1,00 MB |
Medidas | 140 x 210 x 15 |
Cantidad de Páginas | 198 |
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AÑO DEL SEÑOR DE 1710. FRANCISCO CAMACHO EMPRENDIÓ UN PLAN. TAN ABSURDO QUE, PARA QUE FUNCIONASE, ERA FUNDAMENTAL QUE LE CREYESEN.
Resucitó para ello a Melétios, obispo griego con capacidad para vigilar el cumplimiento de las leyes de la Iglesia y poder para sancionar...
Una pequeña mueca como muestra de dolor fue su única queja ante el corte del labio superior. Había que hacerlo porque era una de las señas de identidad. El remordimiento que sintió cuando le tonsuraron hizo que pensase que el pecado había mordido con toda su fuerza su carne débil.
Antonio López García añade intrigas, engaños, pasiones a la trama urdida, logrando un inesperado final.
Resucitó para ello a Melétios, obispo griego con capacidad para vigilar el cumplimiento de las leyes de la Iglesia y poder para sancionar...
Una pequeña mueca como muestra de dolor fue su única queja ante el corte del labio superior. Había que hacerlo porque era una de las señas de identidad. El remordimiento que sintió cuando le tonsuraron hizo que pensase que el pecado había mordido con toda su fuerza su carne débil.
Antonio López García añade intrigas, engaños, pasiones a la trama urdida, logrando un inesperado final.
Antonio López García
Antonio López García Nace en Campofrío, Huelva, en el año 1964, donde aparte de su trabajo, desempeña desde hace años el cargo de Juez de Paz. Le basta con trasladar al lector a otra época para que este sea testigo, con sus propios ojos, de cómo los cambios son los que engendran progreso. Defiende que la falta de cultura, formación y promoción trae consigo ignorancia y carencia de derechos, que leer es necesario para vivir y que solamente los libros abren los ojos y el alma.
Antonio López García Nace en Campofrío, Huelva, en el año 1964, donde aparte de su trabajo, desempeña desde hace años el cargo de Juez de Paz. Le basta con trasladar al lector a otra época para que este sea testigo, con sus propios ojos, de cómo los cambios son los que engendran progreso. Defiende que la falta de cultura, formación y promoción trae consigo ignorancia y carencia de derechos, que leer es necesario para vivir y que solamente los libros abren los ojos y el alma.